A pesar de estas cifras, la SEPAR señala que existe la percepción de que es una enfermedad que no requiere una atención especial. Esta situación contribuye a que los pacientes se conformen con que su asma no esté controlada de manera tan óptima como sería posible. De hecho, cerca del 90% de las personas asmáticas acepta padecer síntomas como parte normal, aunque el 95% de pacientes lleva una vida normal cuando realizan un tratamiento adecuado.

Los signos que indican que el asma no está controlada son síntomas persistentes durante el día y la noche (ahogo, pitos, opresión torácica, tos o secreción bronquial), despertares nocturnos, incapacidad para realizar actividades cotidianas, necesidad de recurrir a medicación de rescate más de dos veces a la semana y crisis que requieran hospitalización, entre otros. El 63% de los pacientes con un inadecuado control del asma se despiertan, al menos, una vez a la semana, frente al 5% de los correctamente controlados, y visitan al médico con doble frecuencia. Por eso, controlar todas las manifestaciones de la enfermedad es uno de los objetivos pendientes para que el paciente asmático pueda llevar una vida normal.

Por su parte, el Grupo de Vías Respiratorias de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha difundido un mensaje sobre la importancia de estar bien informado acerca del asma. Según el colectivo, el lema destaca por su positivismo, que anima a los niños y a las familias a tomar el control en el cuidado de la enfermedad. Así, se pretende desarrollar una buena cooperación de los pacientes con sus médicos; intensificar y reducir la exposición a los factores de riesgo; valorar, tratar y monitorizar el asma; y saber manejarse ante una crisis. Las claves son que los pacientes no tengan síntomas como tos por las mañanas o al correr, que puedan dormir bien sin despertares nocturnos, que no necesiten medicación de rescate, que no tengan ningún ataque de asma y pueda realizar actividades deportivas y de tiempo libre. FV

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