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El verano es una época marcada por las altas temperaturas que repercuten en el grado de dilatación de las venas, sobre todo de las extremidades inferiores. Y es que el efecto dilatador del calor contribuye a empeorar los signos y síntomas de insuficiencia venosa que, de acuerdo con los datos españoles del Estudio DETECT realizado en atención primaria en 2006, el 71% de la población mayor de 16 años presentaba algún signo o síntoma de esta patología. Porque el calor dilata las venas, y esto, junto al mal funcionamiento de las válvulas venosas y a las alteraciones inflamatorias de la pared venosa induce a que se acumule sangre y no exista un buen retorno de la sangre al corazón.