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En los tratamientos para controlar la sudoración excesiva se han venido aplicando alternativas médicas (cirugía, iontoforesis[1] o inyección de botox) que bloquean la actividad de la glándula sudorípara o antitranspirantes basados en sales de aluminio que obstruyen el poro en la capa externa de la piel reduciendo la sudoración.