El modelo italiano de farmacia, igual que el español, reserva la propiedad y titularidad de las farmacias al los profesionales farmacéuticos. Con la aprobación de la ley se abre a la entrada de capital no profesional y sin límite de participación –al principio se había planteado la opción de que el capital profesional fuera siempre mayoritario–. Las restricciones que establece la ley son que la dirección de la farmacia esté a cargo de un farmacéutico licenciado. También que la propiedad esté vetada a médicos y personas con interés en la industria farmacéutica, así como la prohibición de que un mismo propietario controle más del 20% de las farmacias de cada región sanitaria.
Las asociaciones nacionales de farmacia, en contra de la ley
La federazione nazionale unitaria titolari dei farmacia (federfarma) y la Associazione Nazionale delle Società di Servizi per le Farmacie han mostrado su oposición a la ley y han unido sus esfuerzos para proteger la farmacia italiana y hacerla capaz de competir en este nuevo contexto. “Para gestionar el cambio y afrontar las entradas de capital es prioritario consolidar las relaciones existentes entre farmacias y las sinergias con las compañías farmacéuticas de diestribución de medicamentos”, asegura Marco Cossolo, presidente de Federfarma. Desde estas asociaciones se trabaja en la creación de una “red de redes” de farmacias independientes que puedan competir frente a un posible oligopolio, a pesar de que un mismo propietario no podría controlar más del 20% de las farmacias de una zona o región sanitaria. “Esta ley solo permitiría a cinco grandes empresas hacerse con todo el servicio farmacéutico y guiarlo en función de sus intereses económicos y no de las necesidades de salud de la comunidad”, añade Cossolo.
Antonello Mirone, presidente de Federfarma Servizi explica que “solo con la independencia y la autonomía de la farmacia” se podrá asegurar en el futuro “el mejor servicio farmacéutico”. “Una red de farmacias independientes permitirá al farmacéutico prevalecer en el mercado a través de su mejor arma, la profesionalidad, esencial para asegurar su papel de proveedor de atención sanitaria al servicio de la comunidad”, concluye.
