Este domingo 7 se ha celebrado el Día Mundial de la Salud, este año bajo el eslogan “Mi salud, mi derecho”. El motivo para elegir este lema es que, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el derecho a la salud está cada vez más amenazado para millones de personas como consecuencia de las guerras, las enfermedades y los desastres naturales, ocasionando un elevadísimo número de muertes y discapacidad.
En la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME) hemos entrevistado al Prof. Jorge Alvar, académico de número con una larga trayectoria en salud pública y enfermedades tropicales desatendidas, quien fue durante muchos años el director del Centro Nacional de Medicina Tropical del Instituto de Salud Carlos III y que dirigió el programa mundial de leishmaniasis en la OMS y posteriormente el de DNDi, para conocer cuáles son los principales problemas que hoy en día impiden que millones de personas en todo el mundo puedan disfrutar de un derecho tan básico como es la salud:
¿Qué impacto y mortalidad producen hoy en día las enfermedades infecciosas?
Se calcula que en el mundo mueren 57 millones de personas cada año (8 de cada 1000). Aproximadamente el 25% de estos fallecimientos es a raíz de por una enfermedad infecciosa. Pero si tenemos en cuenta la mortalidad en los países en desarrollo, las enfermedades infecciosas alcanzan el 45% de la mortalidad total. Este porcentaje llega incluso al 63% de las causas de mortalidad infantil en menores de 5 años. decir, las enfermedades infecciosas siguen siendo un objetivo esencial a combatir en los países de renta más baja. Es cierto, por otra parte, la mortalidad infantil ha bajado de 76 defunciones a 38 cada 1000 nacidos vivos en el periodo 2020-2021.
Si la primera causa de mortalidad infantil son las enfermedades infecciosas, ¿cuál es la segunda?
La segunda causa de mortalidad infantil es por causas perinatales (con un 20% del total en menores de 5 años) y, a distancia, las enfermedades no transmisibles (8%), traumatismos (6%) y nutricionales (3%). La mortalidad perinatal se refiere al número de muertes de fetos o recién nacidos desde la semana 22 de gestación hasta los primeros siete días de vida del bebé. Esta medida es importante para evaluar la calidad de la atención materno-infantil y la salud pública en un país o región.
¿Cuáles son los motivos que originan esta mortalidad perinatal?
Las causas principales de estas muertes suelen estar relacionadas con complicaciones durante el embarazo y el parto, como la prematuridad, la asfixia al nacer, las infecciones neonatales y la malnutrición. Para abordar este problema, es fundamental mejorar el acceso a servicios de atención prenatal y obstétrica de calidad, promover prácticas seguras durante el parto y fortalecer los sistemas de salud en la región. Por dar cifras, en España la mortalidad perinatal es de 4 cada 1000 nacimientos mientras que en Kenia es de 22 o de 32 en Sudán de cada 1000.
¿Qué países del mundo tienen una mayor tasa de mortalidad infantil?
La estadística de muertes cada 1000 nacidos vivos la encabeza Angola (61), seguida de Afganistán (56), India (35) y, a distancia, Estados Unidos (6), hasta llegar a los países europeos con tasas de 3-4 cada 1000. Este índice se refiere a las muertes de niños desde la etapa perinatal a los menores de 5 años. Según la OMS, África subsahariana tiene la tasa de mortalidad infantil más alta del mundo, con 1 niño muerto de cada 12 antes de los 5 años de edad. Es un niño fallecido en el planeta cada 30 segundos. Las causas de mortalidad infantil son las enfermedades infecciosas o prevenibles como la malaria, la neumonía y la diarrea, y también la desnutrición. El acceso a la atención médica y al agua potable, promover la vacunación y garantizar la nutrición adecuada son las formas de reducir la mortalidad infantil.
¿Quiénes son los culpables de causar neumonía y diarreas?
Los virus, bacterias y hongos son agentes causales de la neumonía que encuentran un sustrato óptimo en los niños desnutridos o con pulmones deteriorados por la continua exposición al humo de leña en los interiores de las casas. Por su parte, las diarreas son causadas por virus, bacterias y parásitos que llevan a la desnutrición crónica con la pérdida de fuerza del sistema inmunológico.
Las causas de infecciones diarreicas están en la calidad del agua que se bebe o con la que se cocina, la higiene de las manos y el saneamiento medioambiental en el que las heces contaminan el agua a la que se accede. Tanto en las diarreas como en las neumonías, es frecuente el reforzamiento negativo entre ambas, facilitando la propagación de estos microorganismos, y de la mortalidad infantil.
¿Cuál es la inversión en salud que se realiza en estos países y cuáles son los problemas principales?
La inversión en salud varía mucho entre los países y, aunque ha mejorado progresivamente, se sitúa en el 4% del PIB en Etiopía o el 5% en Kenia, frente al 9-10% de España. Los problemas principales incluyen la escasez de personal médico y de enfermería, la falta de infraestructura médica adecuada, la disponibilidad limitada de suministros médicos y medicamentos, y la falta de acceso a servicios de salud para muchas comunidades, especialmente en áreas rurales. La inteligencia artificial, con la medicina personalizada como eje, va a incrementar aún más las diferencias entre países.
¿Qué están haciendo en general los gobiernos africanos para mejorar los servicios de salud?
A pesar de estos desafíos, los gobiernos africanos están trabajando para mejorar la situación y han implementado diversas políticas y programas para aumentar la inversión en salud y mejorar la accesibilidad y calidad de los servicios de salud en todo el país. Estos esfuerzos incluyen la expansión de la cobertura de seguro de salud, la construcción de nuevos centros de salud y hospitales, y la capacitación y contratación de más personal médico y de enfermería. A pesar de todo, cuando en España la cobertura de vacunación frente a la Covid-19 pasaba del 90%, Kenia estaba en el 16%.
Usted es experto en enfermedades tropicales desatendidas (ETDs), ¿qué prevalencia tienen?
Mención especial merecen las enfermedades tropicales desatendidas (ETDs) que afectan a una de cada cinco personas, es decir, unos 1700 millones de personas a nivel mundial padecen una de estas enfermedades. Son, por lo general, prevenibles y se llaman desatendidas por las poblaciones a las que afectan, aquellas de zonas remotas sin voz política. Esos 1700 millones de afectados implica una alta carga de enfermedad, calculada en el 1% de la carga global.
¿Qué coste suponen las ETDs?
Algunas estimaciones sugieren que este grupo de enfermedades supone anualmente no menos de 56 millones de años de vida saludable perdidos por discapacidad (AVAD en español o DALY en sus siglas en inglés, es un marcador de la importancia de una enfermedad), una cifra que se aproxima a la que tienen cada una de las tres grandes: malaria (46,5M), tuberculosis (34,7M) y sida (84,5M).
Si las ETDs no interesan a gobiernos ni farmacéuticas, ¿en qué enfermedades se suele invertir?
Como las ETDs no son de interés para los gobiernos, no se involucran en paliar los efectos de las ETDs y, por otra parte, tampoco son rentables para la industria farmacéutica por lo que el gasto en I+D no es proporcional a la importancia que tienen: es la llamada brecha del 10:90 donde sólo el 10% de los recursos globales de I+D se invierte en las enfermedades que afectan al 90% de la población. Así es, la investigación sanitaria global utiliza el 3,4% de los gastos sanitarios totales. Este porcentaje varía de forma importante entre países, pero se dedica, en más de un 95%, a los problemas de salud propios de los países industrializados. Por tanto, queda solamente alrededor de un 5% de los recursos económicos de la investigación sanitaria para atender, grosso modo, las necesidades de investigación de la mitad de la morbi-mortalidad del planeta. Por otra parte, no deja de ser paradójica la inversión en I+D que se dedica para paliar 1 AVAD dependiendo de si la enfermedad afecta al mundo occidental o no: en diabetes 102 dólares, en enfermedades cardio vasculares 63, en HIV/AIDS 24, en tuberculosis 11, en malaria 6 y en enfermedades tropicales desatendidas menos de 1.
Pese a todas estas cifras, ¿hay buenas expectativas de futuro?
El panorama para el desarrollo de medicamentos y vacunas para el control de las enfermedades tropicales desatendidas ha mejorado tibiamente en la década previa. En un detallado análisis comparativo de dos periodos, se ha pasado del 1.1% de nuevos productos terapéuticos para enfermedades tropicales desatendidas en 1975-1999 al 4% al 2000-2011 (37 fármacos de 850 registrados, 25 de ellos ya existentes con una nueva formulación, y 8 vacunas).
¿Cuál es la propuesta que usted hace para seguir mejorando la salud de los más desfavorecidos?
Si nos referimos a esta situación de falta de interés por las ETDs, la única salida es la investigación filantrópica mediante consorcios público-privados (PDP) que compartan riesgos y responsabilidades. Estas alianzas PDP ofrecen claras ventajas respecto a la visión tradicional de la industria farmacéutica pues combinan la investigación preclínica propia de los laboratorios avanzados con la experiencia de expertos de terreno que, a menudo, trabajan ya con consorcios de investigación del sur para los estudios clínicos de campo.
¿Nos podría dar buenos ejemplos?
Son varios los ejemplos que funcionan para las grandes enfermedades como Medicines for Malaria Venture (MMV) o la Global Alliance for TB Drug Development (TB Alliance) y, para las enfermedades tropicales desatendidas, Drugs for Neglected Diseases initiative (DNDi). La investigación para la cooperación tiene la enorme ventaja de consolidar grupos de científicos locales, abriendo infraestructuras y reteniendo los mejores cerebros.