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La farmacia ante las lesiones cutáneas con riesgo de infección

La piel es el órgano que forma la superficie externa del organismo. Se caracteriza porque es elástica, se regenera por sí misma, es casi totalmente permeable y está formada por diferentes capas (epidermis, dermis y la hipodermis). Constituye la principal barrera de defensa del organismo frente a la invasión y crecimiento de agentes infecciosos externos a los que estamos expuestos a diario.

 

Artículo escrito por Catalina Yeh, farmacéutica adjunta, publicado en Farmaventas 169.

Las lesiones cutáneas se producen por el ataque de distintos tipos de gérmenes, que provocan una reacción local en la que se destruyen diferentes  células y microorganismos presentes en la piel. En el ámbito doméstico o laboral constituyen un motivo de consulta frecuente en farmacia comunitaria, tanto en adultos como en niños. Suelen ser lesiones de carácter leve con resolución en un corto espacio de tiempo.

Lesiones cutáneas frecuentes

Quemaduras

Las quemaduras son lesiones de la piel y de las estructuras profundas producidas por el contacto directo con una fuente de calor (radiación solar, fuego, líquidos y objetos calientes, agentes químicos, electricidad).  Las quemaduras se clasifican, en función de su profundidad en:

Quemaduras de primer grado: Afectan sólo a la epidermis (capa más superficial), con enrojecimiento, dolor y no hay presencia de ampollas. Si presionamos suavemente, la piel se vuelve blanquecina. Pueden ser producidas por la exposición solar o de forma instantánea a alguna fuente de calor intenso. 

Quemaduras de segundo grado: Afectan en diferente grado a la dermis. Es característico el enrojecimiento, dolor y formación de ampollas. 

Quemaduras de tercer grado: Afectan a todas las capas de la piel y en ocasiones a tejidos subyacentes. Aparece una escara seca y blanquecina sin sensibilidad por afectación de las terminales nerviosas.

Sólo deben tratarse en casa las quemaduras de primer y segundo grado en las que la zona lesionada sea pequeña y se encuentre en partes del cuerpo donde la piel no es muy delicada ni está sometida a tracciones.  Para ello, lavar con agua fría la lesión durante 10 ó 15 minutos y en quemaduras leves puede realizarse una cura aplicando una crema con o sin antibiótico para facilitar la epitelización, colocando encima gasas y vendaje sin presionar. Se recomienda el cambio de vendaje cada 48 horas. En caso de aparición de ampollas, no deben romperse, únicamente retirar restos de piel y no se debe utilizar hielo para enfriar la zona lesionada.

Lesiones ampollosas

Las ampollas aparecen por despegamiento de la epidermis en relación con una agresión sobre la piel, por una fuente de calor, una reacción alérgica, infección o una presión mantenida durante un tiempo determinado.  La actuación en caso de ampollas, en concreto, en las plantas de los pies, es sencilla y va orientada a evitar la infección, acelerar la curación y reducir las molestias.

Tras una desinfección local, pincharemos la ampolla por su base con una aguja hipodérmica para conseguir su vaciado.

Tras vaciar la ampolla se puede inyectar povidona yodada en su interior para evitar la sobreinfección y acelerar el proceso de curación.

Realizar repetidas curas cuando sea posible para evitar la infección y cubrir la zona con algún apósito.

No recortar nunca la piel de la ampolla dado que protegerá la zona lesionada.

Erosiones

Las erosiones son pérdida de la parte más superficial de la piel (epidermis) sin llegar a la dermis. Normalmente curan sin dejar cicatriz. Suelen producirse por rotura de una ampolla superficial, por rozamiento con una superficie rugosa, por rascado con las uñas (escoriazión), etc. La forma de actuar en caso de erosiones es:

Lavar inmediatamente la herida y las zonas cercanas a ella con agua y jabón.

Colocar sobre la herida un apósito esterilizado hasta que deje de sangrar. Aplicar un nuevo apósito y un vendaje suave.

La aplicación de pomadas epitelizantes tras la limpieza puede acelerar su resolución y evitar su sobreinfección.

Dada la escasa profundidad de las erosiones, que habitualmente no sobrepasan la epidermis, son lesiones que con un correcto manejo curan sin dejar cicatriz en 3 ó 4 días.

Heridas incisas cutáneas 

Se refieren a la discontinuidad de un tejido (generalmente la piel) debida a una agresión sobre el mismo. Además de la piel, pueden afectar a los huesos, músculos, vasos sanguíneos.

Las heridas pueden dividirse en leves y graves según la extensión, profundidad, localización, contaminación, afectación de otras estructuras, edad y estado general de salud del herido, el objeto causante y la presencia de complicaciones. Sin embargo, son las heridas simples (caracterizadas por afectar a la piel sin producir daños en órganos internos) las que pueden tratarse desde la farmacia comunitaria. Ante una herida leve se puede recomendar:

Lavarse bien las manos con agua y jabón para evitar infecciones.

Lavado de la herida aplicando una solución estéril o suero fisiológico que consiga arrastrar los restos de suciedad que puedan ser contaminantes.

Aplicar el antiséptico de elección: povidona yodada, clorhexidina, merbromina.

En caso de hemorragia, detenerla utilizando gasas estériles y presionando la zona hasta que cese el sangrado.

Desbridamiento: Eliminar el tejido muerto no vascularizado, ya que actúa como una barrera mecánica que evita la cicatrización de la herida.

El farmacéutico comunitario desempeña un papel fundamental en la divulgación del cuidado y la prevención de heridas. Por ello, debe estar capacitado para evaluar la complejidad de una herida, para aconsejar el método adecuado de tratamiento y curación, para recomendar el producto conveniente para la desinfección y decidir cuándo hay que derivar a un centro de salud.

Situaciones que necesitan derivación al médico:

Cuando una hemorragia no se detiene, o aunque se detenga, vuelva a sangrar de nuevo.

En caso de heridas punzantes en cuyo interior existe algún objeto que presenta dificultad para ser retirado.

Cuando la herida tiene más de 6 horas de evolución.

Si la lesión ha sido causada por mordedura de animales o personas, ya que podría requerir la administración de vacuna antitetánica o medicación con antibióticos.

Cuando la herida afecta a zonas delicadas, como genitales, ojos, cara, pliegues.

Si se constatan indicios de infección sistémica con fiebre y aumento leucocitario o de infección local con eritema, calor, edema, purulencia, induración y sensibilidad o dolor.

Cuando se trate de una quemadura de nivel moderado o grave, o cuando supera más del 10% de la superficie corporal en niños o del 15% en adultos.

El resto de heridas, que no supongan complicaciones, pueden tratarse desde casa con el adecuado procedimiento destinado a prevenir y controlar las infecciones y promover la cicatrización.

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