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¿Qué es para mí ser técnico en farmacia y parafarmacia?

¿Qué es para mí ser técnico en farmacia y parafarmacia?

 Artículo escrito por Carmen España Badia, técnica de farmacia, en el especial Técnicos de farmacia publicado en Farmaventas 169.

 

Parecerá de chiste, pero de primeras esta no era la profesión que tenía idealizada en mis sueños ni en mi futuro.

Quería ser forense y aquello se esfumó cuando me vi detrás de un mostrador y con una bata puesta hace 13 años. 

Las circunstancias y el tiempo me empujarían a ello, no sería mi fantasía soñada, pero quise lanzarme plenamente, y siempre teniendo una cosa muy clara, si esta tenía que ser mi profesión daría siempre la mejor versión de mí.

Para mi ser técnico en farmacia es tener el gran poder de dar consejo.

Ese consejo farmacéutico que nos hace tan especiales y únicos en nuestro trabajo.

Y por eso me gusta mi profesión, porque es especial y me hace especial a mí.

Me llena todo lo que hay detrás de ese consejo farmacéutico, desde cómo mejorarlo cada día hasta el momento cuando llega a ese paciente y agradece que exista.

En resumen, para mí el mayor propósito que quiero alcanzar con mi trabajo cada vez que un paciente cruza la puerta de la farmacia es que se sienta ayudado, comprendido, empatizar, dar con la solución personalizada que requiere y transmitir confianza a la vez que profesionalidad.

Con el paso del tiempo, me di cuenta de que todo ello puede ser trasladado al mundo de la dermocosmética. Mundo que me apasiona desde hace varios años y en el que me sigo formando y especializando cada día más.

Cada vez son más los pacientes que vienen a la farmacia buscando ese asesoramiento personalizado y profesional ya sea en cuestión de estética o en salud sobre su piel.

Para mí, una rutina cosmética tiene que estar totalmente adaptada y personalizada para ese paciente. Teniendo en cuenta su tipo de piel, los gustos y preferencias que tiene (olores, texturas, …), cuáles son sus preocupaciones, las circunstancias y el tiempo que tiene esa persona para invertir en realizar dicha rutina…

Porque como siempre digo, la constancia es la clave para obtener resultados visibles. Y para que exista esa constancia la rutina tiene que realizarse con ganas y motivación día tras día.

Una vez realizado esto, prosigo con lo que para mí son los pilares fundamentales para establecer una rutina cosmética. Si estos pasos no se realizan o no se adquieren de forma habitual, los pilares de esa rutina no existirán y esta se derrumbará.

El primer pilar, limpieza. Yo a mis pacientes siempre les intento hacer muy visual este primer y gran paso para que tomen consciencia de ello y de su importancia.

Nuestra piel es un embudo en el que se van acumulando garbanzos en él, es decir, los productos que nos apliquemos, contaminación, grasa, sudor, maquillaje…

Y esto tanto de día como de noche, porque cuando dormimos también se ensucia nuestra piel, con los productos, con el sudor, con el roce de la almohada, células muertas…

Pues bien, si no se limpia la piel con un producto adecuado, el número de garbanzos seguirá creciendo, lo que acentuará problemas de grasa, apariencia mayor de los poros, tono apagado… pero además si encima no realizamos una limpieza adecuada y seguimos dejando esos garbanzos y aplicamos una rutina, tengo que decirte que estamos tirando por la borda todos los beneficios que nos pueden aportar esos productos aplicados.

Segundo pilar, hidratación. Porque si se mantene una buena y optima hidratación se está asegurando un buen mantenimiento de la función barrera de la piel.

Si la barrera cutánea se ve alterada se obtendrán consecuencias como: inflamación, sequedad, picazón, irritación, enrojecimiento, y estrés oxidativo. Eso sí, se tendrá que adaptar esta hidratación según el tipo de piel aplicando los ingredientes y texturas más acordes a ello.

Y el tercer pilar, protección solar. Producto que evita el fotoenvejecimiento, las hiperpigmentaciones y, muy importante, el melanoma. Podríamos categorizarlo como antiedad, antimanchas y como siempre digo al que nombraría también como producto sanitario, ya que interviene en prevenir ese enemigo llamado cáncer de piel.

Puedo nombrar múltiples razones para que este paso sea el último siempre de cada rutina de mañana los 365 días del año. Pero dejaré unos cuantos:

Si no se utiliza protección solar, de poco servirán, por no decir que no servirán de nada, los productos especializados en la hiperpigmentación y las arrugas.

Si se toman medicamentos fotosensibilizantes esto es innegociable.

Patologías cutáneas como rosácea, acné, dermatitis… se ven perjudicadas por la exposición de las radiaciones solares.

Aunque esté nublado, las radiaciones UVA atraviesan las nubes y los cristales, llegando a la piel.

Vivimos en la era de la tecnología, y siento decir que la luz azul emitida por las pantallas de los móviles, ordenadores, bombillas, televisores… manchan y envejecen la piel.

La pregunta clave y lo que más preocupa es cuándo se empezarán a obtener resultados. Y para ello, se han de tener en cuenta varios puntos:

No es lo mismo tratar una falta de hidratación, tono apagado que una hiperpigmentacion, acné o una rosácea. Cada proceso conlleva su tiempo.

Súper importante ser contante, es la clave del éxito en esto y todo lo que te propongas. No se puede pretender obtener resultados si se realiza la rutina un día sí y dos no.                                                                                                       

Al no ver resultados, no es bueno empezar a quitar o a poner más cosas. Esto solo va a servir para acumular productos y encima abiertos todos a la vez.

Si el paciente nota cambios en la piel al aplicar dicha rutina que le hace dudar, debe consultar con el experto que pautó dicha rutina, porque pueden ser reacciones totalmente normales. Por ejemplo, con el uso de retinol las dos primeras semanas es probable que empiece a notar acné en sus zonas más problemáticas (yo le llamo el proceso de sacar toda la suciedad que teníamos) y es normal. Después todo va mejorando.

Cada producto tiene su tiempo de asimilación y en unos se verán resultados antes que en otros.

Limpiadores y tónicos, aportan esa sensación de frescor, se nota la piel limpia y luminosa, se seborregula… por eso el resultado es inmediato.

Sérum, pues se verán los resultados de hidratación y luminosidad en un corto plazo, pero si lo que se busca es mejorar las arrugas, suavizar líneas de expresión, mejorar textura… más o menos tardará un mes.

Cremas, para resultados de hidratación y jugosidad tardará unos 15 días. Al igual que el sérum, mejora arrugas, alisa, suaviza… un mes.

Tratamiento para hiperpigmentaciones, para ver resultados realmente visibles de tres a cuatro meses.

Contorno de ojos, los que logran suavizar las líneas de expresión, en una semana se puede empezar a notar cambios. Para combatir la inflamación, las bolsitas, ojeras, se tardará alguna semana más.

No se debe esperar grandes resultados antes del mes, ya que ese es el tiempo que se toma el proceso de renovación natural de la piel.

Creo que las tres palabras que pueden describir mejor toda esta información es:

CONSTANCIA

PACIENCIA

Y CONFIANZA.

En resumen, el consejo farmacéutico puede estar demandado en muchísimos ámbitos y preocupaciones del paciente.

Y sí, el cuidado de la piel también es una preocupación que requiere nuestra profesionalidad. Ya sea, por ejemplo, indicar los cuidados de higiene e hidratación más idóneos para un paciente oncológico, como el de tratar unas hiperpigmentaciones post-inflamatorias causadas por acné.

Los dos casos son problemas que están tras dos pacientes que reclaman una solución. Ambos necesitan empatía, profesionalidad, conocimiento, cercanía, facilidad, ayuda, entre otras.

Los dos necesitan el CONSEJO FARMACEUTICO. 

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