Durante años, el retinol ha sido el ingrediente estrella en los tratamientos faciales por su eficacia para renovar la piel, mejorar su textura y estimular la producción de colágeno. Sin embargo, su uso en el cuidado corporal sigue siendo uno de los grandes olvidados. Incorporarlo a la rutina diaria puede marcar una diferencia visible en la firmeza, la elasticidad y el aspecto general de la piel.
El retinol liposomado —una forma avanzada del activo que mejora su tolerancia y eficacia— permite aprovechar todos sus beneficios sin irritar la piel. Al actuar sobre la regeneración celular y la síntesis de colágeno, ayuda a redensificar la piel y a mejorar su tono, especialmente en zonas como brazos, escote, vientre o glúteos.
Para potenciar estos efectos, es clave combinarlo con ingredientes reafirmantes y nutritivos como los péptidos, que estimulan la firmeza; el aceite de pepita de higo chumbo, conocido por su efecto tensor y su alta concentración en vitamina E; o el aceite de jojoba, que refuerza la barrera cutánea gracias a su contenido en ceramidas.
Según explica Estefanía Ferrer, ingeniera química y fundadora de LICO Cosmetics, “el cuerpo también necesita activos antiedad. El retinol liposomado actúa de forma progresiva y eficaz, favoreciendo una piel más firme y rejuvenecida sin provocar irritación”.
Para integrarlo en la rutina, se recomienda aplicarlo por la noche sobre la piel limpia y seca, masajeando con movimientos ascendentes hasta su completa absorción. Un uso constante mejora la textura, la densidad y la luminosidad de la piel, devolviéndole un aspecto más joven y uniforme.
El retinol corporal no es solo una tendencia, sino una herramienta eficaz para prolongar la juventud de la piel más allá del rostro.




