El trabajo de Pablo Sanjurjo, presidente del Comité Científico del Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP), celebrado en Gran Canaria, se basa en detectar los nutrientes que constituyen una herramienta terapéutica útil para prevenir los problemas mentales o, por lo menos, adquirir una salud mental más adecuada.
Influyente en otras enfermedades
Pablo Sanjurjo afirma que “hay otros compuestos que también participan en el neurodesarrollo, como el hierro, el zinc, el ácido fólico, los nucleótidos o los oligosacáridos”, aunque añade que los Omega 3 son “imprescindibles, porque el cerebro se nutre de ellos, los necesita, ya que forman parte de la masa cerebral”. Así, según el experto, “un déficit de los mismos podría derivar en una peor evolución visual y cognitiva”.
El especialista puntualiza que “a nivel más especulativo, se está asociando la falta de ácidos grasos Omega 3 al trastorno por déficit de atención e hiperactividad, depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia o Alzheimer, aunque los resultados son todavía preliminares”. En cualquier caso, considera que “no sería la causa directa de estas enfermedades pero sí podría influir en la aparición de las mismas”.
Consumo no garantizado
A pesar de que el organismo fabrica de forma endógena estas sustancias, aunque sea en cantidades pequeñas, en los países occidentales el Omega 3 no se consume en las cantidades recomendadas. Las mujeres gestantes y lactantes son los dos grupos de riesgo que deberían garantizar su consumo, ya que abarcan el periodo de desarrollo neurocognitivo, pero se estima que 1 de cada 3 embarazadas no llega a la ingesta aconsejada. FV
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