Más que el tipo de heridas, es la profundidad de la herida lo que causa la cicatriz. Así, en el momento en que el daño afecta a la dermis (capas más profundas de la piel), se producirá una cicatriz, que es el resultado de un proceso de reparación en el que el tejido inicial es sustituido por fibrosis.
Al principio la cicatriz es roja y elevada, con el tiempo se aplana y se vuelve blanca por un proceso de atrofia de la piel.
La hiperpigmentación es la consecuencia de la activación de la melanogénesis (producción de melanina) en relación al proceso inflamatorio de la reparación. Es más frecuente en los fototipos oscuros.
Proceso de cicatrización
El proceso total de curación de una cicatriz puede durar semanas, hasta meses. Depende de muchos factores como la profundidad de la cicatriz, la localización, la edad, los cuidados posteriores a la herida, la alimentación y la genética de la persona.
La cicatrización puede complicarse por una infección, por la presencia de un material extraño o por predisposición a una cicatrización anómala.
Durante el proceso de cicatrización hay que seguir una escrupulosa higiene y desinfección, cubrir la zona o dejarla al aire, según cada caso y la localización, aplicar cremas con activos cicatrizantes y cuando esté cerrada, usar factor de protección solar. Se puede usar el aceite rosa mosqueta cuando ya esté totalmente cicatrizada, ya que tiene muchas propiedades, entre ellas, su capacidad regenerante y epitelizante.
Tipos
La forma en como evoluciona la curación marca el tipo de cicatriz que se tiene.
• Hipertróficas. Son cicatrices rojas y elevadas que no sobrepasan el límite de la cicatriz (se limitan a los bordes de la incisión quirúrgica o trauma original) y pueden producir picor. Afectan a un 40%-70% de las personas después de una cirugía.
• Atróficas. Son generalmente pequeñas depresiones redondas que se encuentran por debajo de la superficie de la piel. Se forman después del acné o de la varicela, cuando el proceso de curación se interrumpe y se produce una insuficiencia de fibras conectivas.
• Queloides. Son cicatrices que se presentan con dolor o picazón y que se extienden mucho más allá de los márgenes de la herida original, abarcando el tejido de alrededor de la piel. Afecta al 5%-15% de las heridas. Su aparición se relaciona con la localización (más frecuente en el escote), con la raza (más frecuente en raza negra, asiática e hispana) y con la tendencia individual.
Tratamientos con tecnología láser
Las cicatrices pueden mejorar mucho y para ello es básico actuar lo antes posible, es decir, cuando la herida ya está cerrada o al quitar los puntos (de 7 a 10 días).
Existen varios tratamientos que podemos combinar según el caso. En general, la mejor opción, es la aplicación de la tecnología láser. Los últimos métodos basados en dicha tecnología son:
• El Láser Fraxel re-store para cicatrices leves o moderadas. Son necesarias 5 sesiones, una cada 15-30 días. Con una longitud de onda 1550 nm (Erbium) activa la formación y remodelación de colágeno en capas muy profundas de la dermis (hasta 1.5 mm). Además, en el caso de cicatrices de acné, el calor del láser favorece la destrucción del Propionebacterium Acnes (muy presente en pieles acneicas).
• El Láser fraccionado de CO2, para cicatrices profundas. Se necesitan unas 2 sesiones, 1 sesión cada 3-6 meses.
Dependiendo del caso también se pueden combinar ambos láseres en la misma sesión.
Otros tratamientos
Además del láser, existen otros tratamientos aunque no siempre son del todo efectivos.
• Corticoesteroides. Pueden ayudar a mejorar la apariencia, pero hay que ser muy experto en cuándo y cómo utilizarlos. Su uso excesivo produce atrofia y depresión de la piel.
• Inyecciones con material de relleno. No suelen ser muy efectivas. Sólo estarían indicadas para casos de pérdida de sustancia importante, pues en caso contrario, notaríamos un bulto.
• Peeling, dermoabrasión y microdermoabrasión. Son tratamientos muy superficiales que mejoran el aspecto de la piel, pero que atenúan muy poco la cicatriz. FV
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