Así lo ha manifestado este martes el presidente de Farmaindustria, Martín Sellés, en el encuentro Forbes Healthcare Summit, donde ha explicado que España se ha convertido en los últimos años en uno de los países con mejores condiciones para la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos gracias, entre otros factores, a la creciente experiencia en colaboración público-privada en investigación preclínica y al fuerte impulso a los ensayos clínicos. De hecho, contar con profesionales sanitarios de prestigio y cualificados, un Sistema Nacional de Salud que figura entre los mejores del mundo, una amplia participación de pacientes, una industria farmacéutica comprometida con la investigación y un marco legal que facilita estas actividades han hecho de España referencia en investigación clínica.
Pone el ejemplo de la investigación biomédica como muestra de la oportunidad que España tiene de ser uno de los países líderes en el mundo, para lo que reclama una visión estratégica que conduzca a “avanzar más rápidamente hacia un modelo productivo más basado en la I+D, la innovación y el conocimiento”.
Sellés ha subrayado el compromiso de la industria farmacéutica con este objetivo, que se sustenta en las tres grandes responsabilidades de la industria: “Desarrollar medicamentos innovadores, facilitar el acceso de los pacientes a esos medicamentos en un entorno de sostenibilidad del sistema sanitario y traer a nuestro país el máximo posible de inversiones”.
Sobre la primera responsabilidad, ha explicado la costosa y arriesgada carrera de fondo que supone: investigar un fármaco cuesta unos 2.500 millones de euros y 10-12 años, y apenas una de cada diez mil moléculas en investigación llegará algún día a estar a disposición de médicos y pacientes: “La industria farmacéutica invierte cada año en I+D unos 130.000 millones de euros en todo el mundo, y con esa inversión conseguimos poner a disposición de médicos y pacientes unos 40-45 nuevos medicamentos al año”.
Sin embargo, ha recordado cómo el modelo de investigación ha transformado el cuidado de la salud y la esperanza de vida en las últimas décadas, con logros que van del aumento de la supervivencia en cáncer a la transformación de los tratamientos para las enfermedades reumatológicas, el control del sida, la curación de la hepatitis C o el incremento de la investigación en enfermedades raras.
Y a estas mejoras en salud añade el beneficio económico que implican, tanto directamente en ahorros en otras partidas sanitarias (que estudios calculan en entre 2 y 8 euros por cada euro invertido en nuevos medicamentos) como, a medio-largo plazo, en productividad merced, por ejemplo, a menores bajas laborales.
Colaboración para facilitar el acceso al medicamento
Para esto es clave la segunda responsabilidad que menciona el presidente de Farmaindustria: la colaboración con las administraciones para garantizar el acceso al medicamento en un marco de sostenibilidad. En este sentido, ha destacado la colaboración permanente de la industria con la Administración “buscando fórmulas innovadoras que faciliten el acceso de los pacientes a la innovación a unos costes razonables”. Y ha citado desde medidas como los techos de gasto y acuerdos de riesgo compartido hasta el Convenio de colaboración que en los últimos tres años ha vinculado a Farmaindustria y Administración General del Estado.
Con todo, Sellés ha reclamado una reflexión sobre la financiación del SNS, al que en 2010 se dedicaba un 6,5% del PIB y hoy sólo un 5,9%, cuando, por ejemplo, en ese mismo tiempo han aumentado más de un 40% los pacientes crónicos en España.
El presidente de Farmaindustria ha subrayado el gran esfuerzo de los agentes del sistema sanitario público “para mantener la calidad asistencial con los recursos disponibles”, pero ha añadido que “mucha gente sensata cree que deberíamos dedicar un 7% del PIB a nuestro sistema sanitario público, con lo que estaríamos en la media europea”. Para ello, sugiere un plan para que en 2025 podamos alcanzar esa inversión.
Y ha ligado ese esfuerzo al tercer gran compromiso de la industria farmacéutica: el de atraer a España el máximo posible de inversiones. Ha insistido en este punto en las grandes posibilidades del país para estar en vanguardia de la investigación biomédica: “Tenemos múltiples centros de investigación básica, con profesionales de primer nivel”, a lo que añade la fortaleza en investigación clínica, dado que España alberga ya tres de cada diez ensayos clínicos que se realizan en Europa.
A ello suma el compromiso de la industria farmacéutica en España, que es líder de la I+D industrial, con el 21% del total de todos los sectores. Dedica al año casi 1.150 millones a esta partida, la mitad de ellos en colaboración con centros públicos y privados.
Sobre todo esto ha apoyado la idea de que el sector farmacéutico es “una gran oportunidad para cualquier país”, y que una visión estratégica y un marco adecuado pueden hacer que España dé un salto para el que está bien preparada frente a otros países.
A propósito del debate sobre la sostenibilidad, al que la Forbes Healthcare Summit ha dedicado una mesa de debate, el director del Departamento de Estudios de Farmaindustria, Pedro Luis Sánchez, ha manifestado que, pese a la existencia de factores como el envejecimiento progresivo de la población, la cada vez mayor prevalencia de enfermedades crónicas o la aparición de novedades terapéuticas disruptivas, lo cierto es que todo indica que en España el acceso a la innovación va a ser perfectamente compatible con la sostenibilidad del sistema sanitario.
Sánchez ha constatado cómo los medicamentos innovadores no han aumentado su peso en el mercado farmacéutico en los últimos cinco años, donde representan poco más del 28% del total de las ventas, según estimaciones de la consultora IQVIA, y nada indica que esto vaya a cambiar de forma radical en el futuro.
“Esto se explica, entre otros motivos, por el hecho de que muchos de los productos que están hoy en desarrollo no llegarán a aprobarse; a que el número de pacientes que serán tratados por muchas de estas nuevas terapias, cada vez más precisas, será muy reducido, hasta el punto de hablar de decenas de personas, y que hay muchos productos que pierden la patente cada año, reduciendo así el gasto de forma muy importante”, ha indicado. De hecho, esta pérdida de patentes representará entre 2017 y 2021 una caída del mercado un 56% superior a la que se produjo entre 2012 y 2016 por ese mismo motivo.
