El marco legislativo actual, aunque sólido, presenta ciertas limitaciones que dificultan la práctica diaria. El Real Decreto 175/2001, que estableció las normas de correcta elaboración y control de calidad, fue un hito en su momento, pero han pasado más de dos décadas desde su publicación. La evolución de la tecnología, la aparición de nuevos principios activos y las demandas del mercado sanitario actual hacen necesaria una actualización que contemple los avances científicos y digitales. Por ejemplo, la regulación actual no contempla de manera específica el uso de nuevas herramientas tecnológicas, ni los procedimientos de validación digital o automatización de procesos. Esto genera incertidumbre entre los profesionales y limita la adopción de innovaciones que podrían mejorar la eficiencia y seguridad de la formulación. Otro desafío relevante es la sostenibilidad económica. La formulación magistral requiere una inversión considerable en infraestructura, equipamiento y tiempo de dedicación. El farmacéutico que formula debe disponer de un laboratorio equipado, materiales de calidad garantizada, y un riguroso control documental. Sin embargo, los márgenes económicos que deja esta actividad son, en muchos casos, reducidos o poco competitivos frente a la dispensación industrial. Esto ha llevado a que algunas farmacias opten por externalizar el servicio a laboratorios especializados, lo cual, aunque práctico, puede diluir el vínculo directo entre el farmacéutico y el paciente. A ello se suma la necesidad de mayor visibilidad institucional. A pesar de su importancia sanitaria, la formulación magistral sigue siendo una gran desconocida para una parte del público y, en ocasiones, incluso para otros profesionales de la salud. La divulgación de su papel asistencial y su impacto positivo en la práctica clínica es esencial para garantizar su continuidad y reconocimiento. La formación continua constituye otro de los pilares fundamentales para mantener la calidad y la seguridad de la formulación. La evolución constante de los principios activos, excipientes y normativas exige un reciclaje permanente del conocimiento. En este sentido, la oferta formativa promovida por colegios profesionales, universidades y entidades privadas juega un papel crucial para mantener actualizados a los farmacéuticos en ejercicio. Por último, el farmacéutico formulador se enfrenta al reto de integrar la formulación en el modelo asistencial actual, donde la atención farmacéutica, la farmacovigilancia y la coordinación interdisciplinar son cada vez más relevantes. Para ello, es necesario reforzar la “ La formación continua constituye otro de los pilares fundamentales para mantener la calidad y la seguridad de la formulación” 68 farmaventas ESPECIAL FORMULACIÓN MAGISTRAL
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