Farmaventas 215

Oficina de farmacia fv 55 farmaventas En un mercado donde la oferta es prácticamente equivalente, lo que marca la diferencia ya no es lo que la farmacia puede hacer, sino lo que el usuario entiende que esa farmacia puede hacer por él. Y esa comprensión se construye a través de tres elementos que suelen pasar a segundo plano: la marca, el posicionamiento y la comunicación estratégica. Aunque la farmacia es uno de los sectores con más preparación técnica, también es uno de los que menos articulan su valor de manera explícita. El usuario percibe profesionalidad, sí, pero no percibe unidad. Y cuando todo parece igual, la decisión se vuelve superficial. Elige por proximidad, hábito o precio, no por criterio, ni por confianza, ni por autoridad percibida. La farmacia española no tiene un problema de competencia profesional. Tiene un problema de claridad comunicada. Un problema de mensaje. Un problema de posicionamiento. Y eso sí está en manos del titular. En una guerra de precios, no gana nadie Cuando trabajo con profesionales del sector y les pregunto qué diferencia a una farmacia del resto, las respuestas suelen ser similares: atención personalizada, cercanía, trato humano, acompañamiento. Son valores reales, pero no diferenciales. No anclan nada en la mente del usuario porque todas las farmacias podrían decir lo mismo. Si un mensaje puede ser intercambiado entre dos farmacias sin perder sentido, entonces no es un mensaje estratégico; es información genérica. El usuario no es capaz de recordar un mensaje así. Necesita foco, especificidad y repetición para identificar la esencia de una farmacia. Necesita saber qué representa, qué hace extraordinariamente bien y qué puede esperar de ella. Si cada día comunicas algo distinto, el usuario no retiene nada. Si cada día comunicas lo mismo, pero de manera poco definida, el usuario tampoco retiene nada. Lo que se ancla es aquello que se repite de forma clara y coherente con la experiencia que ofreces. La marca como estrategia, no como estética El sector suele asociar “marca” con identidad visual, logo o colores. Cuando, en realidad, la marca es estrategia. Es un sistema de decisiones que define qué dices, qué no dices, cómo te posicionas y qué percepción quieres construir. Una marca bien definida ordena. Clarifica. Elimina ruido. Una marca mal definida dispersa. Genera mensajes contradictorios. Confunde. El modelo farmacéutico no necesita más acciones: necesita un mensaje anclado “ Ese es el punto ciego del sector: la percepción”

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