Salud fv 37 farmaventas especial sentido: identificarlo, explicarlo y ofrecer soluciones realistas desde el mostrador. Los factores detrás del cansancio invernal a) Menos sol, menos vitamina D, menos vitalidad Aunque vivamos en un país con fama de soleado, en los meses fríos los niveles de radiación ultravioleta descienden tanto que la síntesis cutánea de vitamina D se reduce drásticamente. Un estudio español concluyó que un tercio de la población presentaba riesgo de deficiencia de vitamina D durante el invierno (Díaz-López et al., Nutr Hosp, 2021). Y sabemos que la carencia de esta vitamina no sólo afecta a huesos y músculos: también influye en el sistema inmune, el estado de ánimo y la calidad del sueño (Gao et al., Nutrients, 2018). b) Ritmos circadianos desajustados El cuerpo humano está diseñado para sincronizarse con la luz solar. Cuando los días se acortan y pasamos más horas en interiores o con luz artificial, nuestro reloj biológico se descoordina: la producción de melatonina y serotonina se altera, el sueño se vuelve más irregular y el ánimo fluctúa. Investigaciones recientes (Arabi et al., Nutrients, 2024) muestran cómo los niveles bajos de vitamina D se asocian a un mayor riesgo de alteración del ritmo circadiano y del sueño. A su vez, el desajuste circadiano está relacionado con mayor fatiga, peor control del apetito y rendimiento cognitivo reducido (Juliana et al., Nutrients, 2023). En la práctica, lo vemos en frases como: “duermo ocho horas, pero me levanto agotado” o “me cuesta arrancar por las mañanas”. c) Cambios en alimentación, actividad y descanso El invierno cambia nuestras costumbres. Tendemos a comer más denso y menos fresco, a movernos menos y a trasnochar más frente a pantallas. El resultado es un metabolismo más lento y una sensación general de falta de energía. Además, el frío y los cambios de horario pueden fragmentar el sueño y aumentar el consumo de cafeína o alcohol, lo que agrava la fatiga diurna. Como farmacéuticos, lo sabemos: detrás de muchas consultas de cansancio invernal no hay patología, sino una suma de pequeñas alteraciones de estilo de vida que podemos ayudar a corregir. Qué podemos hacer desde la farmacia a) Recuperar la vitamina del sol Nuestra primera línea de consejo debe ser siempre la prevención y la educación. Recordemos a los pacientes que la exposición solar breve pero regular (unos 15-20 min diarios en cara y brazos, entre las 10 y las 15 h) ayuda a mantener niveles adecuados de vitamina D. Para poblaciones de riesgo, la suplementación en otoño-invierno es razonable, siempre que no haya contraindicación. Desde el mostrador, podemos identificar clientes con riesgo de déficit de vitamina D, explicar por qué la forma D3 (colecalciferol) es la opción más eficaz Cansancio y fatiga en invierno: cómo combatirlo “ El cansancio invernal es multifactorial, pero también previsible y abordable”
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