Desde la antigüedad, las civilizaciones han buscado maneras de protegerse del sol. Los egipcios usaban mezclas de aceites vegetales, arcilla y extractos de arroz para proteger la piel. Los griegos y romanos aplicaban aceites de oliva y cera de abejas para reducir el daño solar. En Japón y China, utilizaban polvos de arroz y mezclas con mercurio para mantener la piel blanca, símbolo de estatus. En 1801, el científico alemán Johann Wilhelm Ritter descubrió la radiación ultravioleta, lo que permitió entender mejor los efectos del sol en la piel. En 1820, el médico Sir Everard Home sugirió que los rayos solares causaban quemaduras en la piel. En 1890, se empezaron a desarrollar los primeros compuestos para proteger la piel de la radiación UV. En el siglo XX, nació el protector solar moderno. Concretamente, en 1930, Eugène Schueller, fundador de L’Oréal, desarrolló una de las primeras cremas solares comerciales. En 1944, Benjamin Green, farmacéutico y militar, creó un protector solar para soldados en la Segunda Guerra Mundial. En 1946, Franz Greiter desarrolló la Glacier Cream, precursor del SPF moderno. En 1972, se introdujo el Factor de Protección Solar (SPF) en EE.UU., permitiendo medir la eficacia de los protectores solares. en 1990, se mejoraron las fórmulas con bloqueadores UVA, como Parsol 1789, y se incorporaron filtros físicos como óxido de zinc y dióxido de titanio. Fotoprotector solar: claves farmacéuticas para una protección óptima La fotoprotección ha evolucionado enormemente, pasando de remedios naturales a fórmulas científicamente avanzadas que protegen la piel de manera integral. María Elena Palma Férez Farmacéutica. 32 farmaventas ESPECIAL SOLARES
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx