- Limpiar la piel todas las noches y todas las mañanas: la limpieza es el paso más importante de la rutina de belleza, si la piel no está limpia, no puede estar radiante y bonita. Por la noche aconseja hacer la doble limpieza, con un producto de base oleosa para retirar los restos de los cosméticos, y otro producto de base acuosa. Por la mañana, se puede hacer una limpieza más rápida, con un agua micelar si hay prisa, pero sin olvidarse de ella.
- El tónico, fundamental. El tónico es importante siempre, pero especialmente para las pieles sensibles. Con él se consigue equilibrar el pH y evitar esa incómoda sensación de tirantez que muchas personas sufren después de la limpieza. Aconseja aplicarlo a toques, incluso con los dedos. Dejarlo unos segundos y seguir con el tratamiento habitual.
- Utilizar un producto específico para el contorno de los ojos. La piel del contorno de los ojos es más fina y sensible, y por eso recomienda un tratamiento específico para esta zona a partir de los 25-30 años. Hay que usarlo mañana y noche y se aplica a toques con el dedo anular, de forma suave, para estimular la microcirculación en esta zona.
- Elegir un sérum para cada tipo de piel o necesidad. El sérum no es un producto obligatorio, se puede prescindir de él, y desde luego nunca sustituye a la crema. Pero si se quiere darle a la piel lo mejor, es totalmente recomendable. Hay muchos tipos de sueros faciales, así que aconseja tener claro qué se busca con este producto. Si se quiere proteger la piel de los radicales libres, se tendrá que usar un sérum con vitamina C por la mañana. Si la piel es seca y se quiere reforzar la barrera cutánea, añadir un sérum hidratante. Si se tiene flacidez, hay sérums con efecto lifting. Para las manchas, un despigmentante. Para las pieles grasas o mixtas con tendencia acneica, un sérum sebo-regulador, etc.
- Hidratar la piel a diario. La hidratación es el paso que ayudará a tener una piel sana y por ende, bonita, luminosa y radiante. Además, la hidratación ayuda a prevenir el envejecimiento de la piel, sobre todo, la aparición de las arrugas. Hay que elegir una crema que sea adecuada a cada piel, para que así no provoque brillos a lo largo del día o no se note la piel incómoda con el paso de las horas. Hay un montón de cremas hidratantes, y además algunas ofrecen un plus, por ejemplo, llevan filtros solares, que en invierno, son suficientes (si son SFP 30) para proteger de los rayos UVA/UVB, o llevan color y ayudan a lucir buena cara en un solo paso.
- Protegerse de los rayos solares. La protección solar es obligatoria todo el año, lógicamente hay que adaptarla a la época, y a la situación personal de cada uno. No es lo mismo trabajar en el exterior que trabajar en una oficina. Pero, en cualquier caso, hay que protegerse porque el sol es el responsable del 80% del envejecimiento de la piel y porque, además, cada vez hay más estudios, que avalan los daños de la luz azul, la que emiten ordenadores, smartphones, etc.
- Mimar la piel por la noche. Mientras se duerme, las células trabajan, regenerando la piel. Por eso es importante, además de limpiar el rostro, utilizar tratamientos específicos por la noche. Lo más importante es detectar el problema que más preocupa (manchas, acné, rosácea, arrugas, flacidez…), y buscar el mejor tratamiento (retinoide, glicólico, AHA…).
- Un día de cuidados especiales. Las mascarillas y los exfoliantes son productos de cuidado extras que, aunque no son imprescindibles, ayudarán a que la piel luzca mucho mejor. Reservar un día a la semana (como mínimo) para aplicar un exfoliante y una mascarilla.
- Pedir ayuda para elegir tu rutina de belleza. El mercado está inundado de marcas de belleza, cosmética natural, dermocosmética… ¿Cómo elegir la mejor? Déjarse asesorar por un experto. Si se tiene un problema importante como puede ser una rosácea, un acné, una dermatitis, acudir a un dermatólogo.
