Jordi Ramentol ha explicado que este último decreto de ajuste tendrá un impacto más importante en la I+D de estos laboratorios, porque la obligación impuesta a los médicos de prescribir por principio activo deja sin valor económico “la investigación incremental o galénica en la que se han focalizado muchas empresas medianas y pequeñas porque el desarrollo de un nuevo principio activo les obliga a incurrir en unos costes que no pueden asumir”.
La industria mediana catalana investiga, especialmente, nuevas presentaciones, formas de administración más efectivas en el caso de productos oculares u óticos, cambios en los excipientes para mejorar el gusto o la tolerancia o combinaciones de principios activos que reduzcan el número de tomas en pacientes polimedicados. El presidente de Farmaindustria ha recordado que “son mejoras importantes para los pacientes porque mejoran la adherencia o reducen los efectos secundarios, que son los grandes problemas en pacientes crónicos”. A partir de ahora, el médico podrá prescribir esos productos por su marca, pero solo si el precio de venta es el mismo que el genérico del principio activo, algo que, según Jordi Ramentol, “desvirtúa el papel de los pequeños laboratorios en la industria” y puede hacer que “muchas pymes se vean abocadas al cierre”.
Catalunya cuenta con 170 empresas farmacéuticas, es decir, el 47% del total de las existentes en España con más de 100 trabajadores. Además, es la comunidad donde el sector tiene mayor peso en el PIB, ya que, antes del ajuste, la industria generaba el 7,5% de este índice. La industria farmacéutica catalana emplea a 20.000 personas de forma directa y 80.000 de forma indirecta, con una inversión de 400 millones anuales en I+D, que, por si sola, ya supone el 33% de la investigación realizada en el sector privado. FV
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