Así lo ponemos de manifiesto en el folleto informativo “anefp por la supervivencia de la farmacia”, que editamos hace ya algunos meses y en el que se explica cómo tras los últimos reales decretos la oficina de farmacia ha visto descender sus márgenes, mientras que el margen en los productos de autocuidado se ha mantenido. Sin olvidar que los productos de autocuidado potencian el importante papel de farmacéutico como profesional sanitario.
¿Cuáles son las expectativas sobre el crecimiento del sector del autocuidado de la salud?
En nuestro país la situación es terrible, porque estamos estancados con un 8% del mercado.
En el marco de una política de racionalización del gasto este porcentaje es ridículo. Si tuviéramos el mismo tanto por ciento del mercado en EFP que tiene Alemania, Francia o Reino Unido, reduciríamos el gasto en medicamentos del Sistema Nacional de Salud. Mientras no se haga entender a los ciudadanos que tienen que pagarse los tratamientos para los síntomas menores y pequeñas dolencias para que el sistema pueda pagar los de aquellas enfermedades que comprometen la vida, será muy difícil el crecimiento de este mercado. También es cierto que es muy complicado que el consumidor piense así si los mensajes que se le dan son del tipo de que “los que no reembolsa la Seguridad Social son productos de bajo valor terapéutico”, sin matizar entre la automedicación que forma parte del autocuidado de la salud y la que no.
Anefp apuesta por la desfinanciación de los tratamientos de sintomatologías menores. ¿Qué ventajas conllevaría?
Mi opinión es que los medicamentos más utilizados para tratar síntomas menores (como las lágrimas artificiales, los antidiarreicos o los mucolíticos, por citar sólo algunos) no deberían estar financiados. Ello daría un respiro al sistema y se podrían agilizar las listas de espera para tratamientos mayores y descongestionaría las consultas de atención primaria.
¿Cómo pueden ayudar a la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud los medicamentos sin receta y no financiados?
La contribución que los medicamentos destinados al tratamiento de las pequeñas dolencias pueden hacer a la sostenibilidad y mejor eficiencia del SNS se ve incrementada aún más en épocas de crisis, cuando la distribución de los recursos sanitarios, que no olvidemos son limitados, es más necesaria, al igual que las coberturas de servicios y patologías.
Según un estudio realizado por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, bastaría con eliminar la subvención al 5% de dichos medicamentos para ahorrar 1258 millones de euros al año.
¿Cree que el farmacéutico es plenamente consciente de su papel de director del autocuidado de la salud?
La adquisición de EFP y productos de parafarmacia en las oficinas de farmacia tiene una ventaja frente a su adquisición en otros puntos de venta: el consejo farmacéutico.
En el momento en el que no hay un médico prescriptor de por medio, el farmacéutico tiene que asumir su responsabilidad como director del autocuidado de la salud y, por tanto, informador y educador de la población. Por este motivo, por ser el valor añadido más importante que la farmacia proporciona, el farmacéutico siempre debe ofrecer su consejo. Lo que ocurre es que en ocasiones, cuando no hay una prescripción de por medio, el farmacéutico tiene reparos en aconsejar para no parecer que quiere vender. Pero, debe hacerlo, ya que su papel es dispensar, no sólo despachar medicamentos.
¿Piensa que los ciudadanos reconocen plenamente el valor del autocuidado de la salud?
Durante los últimos años los españoles estamos demandando un mayor protagonismo en el cuidado de su salud. En este sentido hemos ido aprendiendo a conocer el auténtico valor del autocuidado como herramienta que nos permite ser más responsables con nuestra propia salud. Por ejemplo, hace años era raro reconocer un pie de atleta y ahora todos sabemos si hemos cogido hongos en el gimnasio. O las mujeres, que saben reconocer perfectamente cuando tienen candidiasis. Sin embargo, creo que aún hace falta un apoyo más decidido hacia el sector el autocuidado para alcanzar los niveles que se dan en otros países de nuestro entorno.
¿Se puede confundir el autocuidado de la salud con la automedicación?
Lo que diferencia a estos dos conceptos es la participación del farmacéutico en el autocuidado de la salud, que es el tratamiento de las dolencias leves y transitorias por parte del propio paciente, sin tener que recurrir al médico de cabecera, pero siempre bajo la supervisión del farmacéutico.
Hay muchos trastornos leves que son fácilmente reconocibles por los ciudadanos y que no requieren de un diagnóstico médico preciso: dolores de cabeza, diarreas, catarros, estreñimiento… Lo que defendemos desde anefp es que el ciudadano, cuando padezca una dolencia leve, acuda a su farmacéutico, se deje asesorar por él y respete siempre las dosis y el tiempo de tratamiento indicados por este profesional sanitario. Y también será el farmacéutico quien aconseje ir al médico si la dolencia lo requiere. Lo que nunca se debe hacer es tomar un medicamento sin consultar.
La nueva coyuntura en el sector farmacéutico está llevando a los laboratorios a potenciar su presencia en el mercado OTC. ¿Qué consejo les daría?
Deben tener claro que el medicamento no sujeto a prescripción medica y no financiable susceptible de prescripción al público no es un producto de consumo. Pero tampoco es un producto de prescripción y la promoción que los laboratorios hacen de los productos de prescripción no es válida para estos medicamentos.
¿Cree que una modificación en la ley publicitaria de este tipo de productos ayudaría a su conocimiento y desarrollo?
Estoy convencido que si no hubiera tantos impedimentos, inconvenientes y limitaciones en la publicidad del medicamento en comparación con la de otros productos, las cosas irían mejor.
Por ejemplo, unos cereales para el desayuno pueden anunciar que aportan 14 vitaminas y 17 minerales y afirmar que si se toman cada día para desayunar aumentan la energía. En cambio si micebrina (que realmente aporta todas las vitaminas y minerales) quisiera hacer un anuncio no le estaría permitido decir únicamente “una al día”, sino que debería explicar que si existe una “carencia vitamínica subclínica (ya que si es clínica hay que acudir al médico) micebrina puede (porque no se puede asegurar el efecto) ayudar a mejorar la situación”.
A la vista está que la diferencia es abismal, con el añadido que el sector del medicamento está sujeto a una censura previa, mientras que el resto de sectores tienen autocontrol.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la industria del autocuidado de la salud?
Debemos situarmos en el mismo nivel que el resto de países europeos, en los que la industria del autocuidado representa entre un 15 y un 20%.
Para ello, es necesario apostar por el sector del autocuidado de la salud. Y debe hacerse aprovechando todo el potencial económico y social que tiene como agente imprescindible para garantizar el futuro del sistema sanitario, haciéndolo más sostenible y eficiente. FV
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